La banca Medici. Como funcionaba la banca en la Edad Media.

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Cuando vuelvas a subir a la cúpula del Duomo en Florencia, fíjate en tres de los edificios mas altos de la ciudad, la propia Catedral o Duomo, el Palacio Vechio y la Iglesia de Orsanmichelle. Simbolizan el poder religioso, el poder político y el poder mercantil de Florencia. Orsanmichelle, a menos de cien metros del Palacio Vechio y de la logia del Mercatto Nuovo (construido por Cosme o Cosimo I de Medici), está situado en el corazón mercantil de la ciudad. Se construyó con forma rectangular, ya que era el mercado de cereales de la ciudad, de hecho, aun se conservan hoy los orificios en la iglesia por los que descendía el grano de las plantas superiores. Orsanmichele fue convertida a la iglesia de los gremios (“Arte” en italiano), los que dominaban el comercio. En los tres edificios intervino el arquitecto Arnolfo Di Cambio que en 1294 ya estaba en Florencia. Orsanmichelle tiene estatuas exteriores que representan a todos los gremios mayores y menores realizados por nada menos que artistas como Verrocchio, Ghiberti, Brunelleschi, Donatello, lo que demuestra su importancia histórica.

Orsanmichelle se encuentra a pocos metros de los edificios de todos los gremios mayores, de hecho, esta conectado con un pasillo con el edificio vecino del gremio de la Lana. Hoy en día se visita por lo que puedes entrar en ambos edificios y ver los originales de las estatuas así como los agujeros en la iglesia por donde descendían los cereales de las plantas superiores.

Florencia en 1470. Orsanmichelle al lado del Palazzio Vechio y cerca del Duomo.

La creación de la banca de Medici

En un día de otoño de 1397 Giovanni di Bicci de Medici estaba con una mesa en Via Porta Rossa con Via della Lana, a treinta metros de la Iglesia de Orsanmichelle y del Mercatto Nuovo. Existían unos 70 cambistas-banqueros en este barrio justo entre el Ponte Veccio y el aun no finalizado Duomo. Se situaban entre pórticos o dentro de palacios, vestidos con largos vestidos rojos. Giovanni di Bicci acababa de conseguir la licencia bancaria. Junto a otros dos socios solicitaron la licencia a la autoridad, el gremio de cambistas (“Arte di Cambio”). Su hijo, Cosme de Medici, el que seria el “Pater Patriae”, el mas famoso de la saga que se le conocería como Cosme o Cosimo el viejo, tenia entonces ocho años.

Imaginaros la escena. Giovanni podía estar de pie o bien sentado, envuelto en un largo vestido rojo con una bolsa de monedas llamada “Scarsella”. Encima de la mesa, sobre un mantel de color verde, el gran libro de contabilidad oficial, donde el gremio te obliga a documentar cada operación. Giovanni debía tener tinta en los dedos. El libro empezaba por un “En el nombre de Dios y de los beneficios” o bien “en el nombre de la Santa Trinidad y en el de todos los santos y ángeles del paraíso”. “Había que tener todos los ángulos cubiertos. Giovanni aceptada cheques de forma ocasional. Era demasiado arriesgado para la época. Las transacciones se realizaban en persona y de forma oral entre el cliente y el banquero y se escribían en libro de contabilidad en números romanos en columnas, más difícil de manipularlos, y en presencia siempre del cliente. Cada transacción genera un apunte en el libro. A diferencia del bullicio de los barrios colindantes como el Mercatto Vechio en la actual Piazza della Repubblica, cerca de Orsanmichelle hay mucho silencio y muchas anotaciones con pluma en los libros de contabilidad. Las finanzas suelen ser silenciosas.

Fotografía de la bolsa denominada “Scarsella”. Museo del Bargello (Florencia).

Una vez cerrada y anotada la transacción, el banquero la leía en voz alta. El grado de alfabetización de la época ya iba mejorando, pero no podía quedar ninguna duda. Si cualquier miembro del gremio de cambistas se descubría que había destruido o alterado una anotación en el Libro era automáticamente expulsado sin posible apelación.

En el caso que un banquero o cambista se moría sin haber designado a su heredero en el negocio, sus libros de contabilidad eran guardados en la sede del gremio con un candado con tres llaves en poder de tres oficiales del gremio. Se requería la presencia de los tres para consultar las transacciones del libro. Como muy bien explica Tim Parks, en su libro “Medici Money”, “el dinero, igual que con el misticismo, prospera a través de los rituales”.

Como explica Tim Parks: “No todos los bancos jugaban en la misma liga. Cuando un cambista tenia una tela roja colgada del arco de la puerta, se trataba de una casa de empeño que realizaba pequeños prestamos con intereses a cambio de la garantía de ciertos objetos liquidables. Como no disimulaba su interés por los beneficios, fuera cristiano o judío se le consideraba un “usurero” y por tanto no podía formar parte del gremio de cambistas. Para el gobierno de la ciudad se trataba de un “pecado detestable” y les imponía una multa colectiva de unos 2000 florines al año, pero no les prohibían operar. Quizás porqué eran indispensables como las prostitutas. Solo a partir de 1437 la iglesia lo prohibió entre los cristianos, acabando con la contradicción y dirigiendo por tanto todo el resentimiento de la comunidad pobre contra los judíos. Tim Parks describe con brillantez la gran aportación de la usura a la sociedad: “Gracias a la usura tenemos el Renacimiento, nada menos.”

“Los usureros” de la Escuela de Marinus van Reymerswaele. Representa la codicia a través del personaje a la derecha del cuadro (1540). Museo Stibbert, Florencia

Como funcionaba el complejo sistema cambiario

Existía una clara diferencia entre los pseudobanqueros y la denominada “Banche a minuto“. Como explica Tim Parks: “A diferencia de las casas de empeño, los “banche a minuto” eran miembros del gremio y por tanto regulados. Eran siempre pequeños bancos que solo operaban a nivel local y tenían tres funciones principales:

  • Venta de joyas aceptando pagos a plazos,
  • Aceptación de depósitos a plazo con pagos de regalos anuales equivalentes a una rentabilidad del 9% al 10%, y
  • Cambio de moneda de las pequeñas monedas de plata “piccoli” a florines de oro. El sistema monetario y cambiario de la época era muy complejo (ver la descripción posterior) y por tanto la función de los cambistas era clave para en el comercio diario. A grandes rasgos, el piccioli de plata era la moneda de los pobres y en las transacciones pequeñas diarias, mientras que el florín de oro era la moneda de lujo que se usaba las transacciones internacionales o en grandes operaciones mercantiles. Los salarios o los bienes de consumo se transaccionaban en piccioli. Como explica Tim Parks, este sistema cambiario no es tan distinto a la época comunista en Europa del Este, donde los altos dirigentes disfrutaban de dólares y el resto de la población se veía obligado a ahorrar en rublos, o en zlotyl.

La banca Medici no podía usar el sistema contable veneciano de doble entrada, con debe y haber, al coexistir monedas con cotizaciones cambiantes. Los Medici eran comerciantes y como suele devenir en multitud de casos históricos, son estos los que se convierten a banqueros, por su acceso diario al comercio y por tanto a las monedas internacionales, pero especialmente por la confianza que tenían sus clientes con sus buenas practicas mercantiles y en el comercio. Cuando los Medici abrieron un negocio de manufactura de lana, los ingresos recibidos por sus exportaciones estaban denominadas en florines de oro, pero en cambio los salarios y la mayoría de los gastos del negocio los realizaban en piccioli.

En épocas de crisis los trabajadores se veían obligados a cobrar en especie, en vestidos de lana, por ejemplo, lo que odiaban ya que debían buscar el canal para convertirlos en monedas de uso corriente. En este caso, la contabilidad aun era mas complicada pero claramente beneficiaba a los banqueros no autorizados o casas de empeño. Estos intercambiaban los vestidos de lana por piccioli, además nos podemos imaginar como el día de pago de la nomina, todos iban al barrio de los cambistas a convertir sus vestidos en monedas, al precio ofrecido por los cambistas.

Las mesas con manteles verdes te daban acceso al mundo que todos deseaban, te permitía pasar de la plata al oro, de la modestia a la riqueza. Era como entrar en el metaverso de lujo a cambio de solo una comisión. Como ocurre en la mayoría de los episodios históricos, la moneda débil o mala siempre es desplazada por la moneda fuerte. No había nada más fiable, más solido en la época que el florín de oro. Lo curioso es que ni en el anverso ni en el reverso no llevaban la cara de ningún rey, solo la palabra Florencia y el emblema de la ciudad.

En 1252, cuando se acuñó por primera vez el florín de oro, podía ser comprado por una Lira de piccioli, es decir 20 picciolis. Hacia el año 1500, necesitabas 7 liras de piccioli o 140 monedas. Como ya ocurría con los imperios de la antigüedad. la tentación de los dirigentes en reducir la composición de plata de las monedas es una solución fácil y que nunca ha sido penada, empobreciendo a la mayoría de la población. Cada ciudad emitía su moneda. Génova tenia los genovinos, Venecia los ducados y Florencia los florines.

La peligrosidad en el transporte de bienes o de dinero de la época, supuso que los italianos inventaran “la carta de cambio”. Está documentado la existencia de Francesco Datini, de Prato, ciudad cercana a Florencia. Emigró a Aviñón (Francia) donde fundó un negocio textil, con una cadena de empresas conectadas entre sí en Pisa, Prato, Génova, Valencia, Barcelona y Mallorca.

Lettera di cambio. Brujas-Barcelona (2 septiembre de 1398). Prato, Archivo del Estado.

Giovanni de Medici era ambicioso y ya pensaba en convertirse en una “Banca Grossa” o merchant bank o banco internacional. La banca Medici llegó tras uno de los episodios mas devastadores de la ciudad, la gran plaga o peste negra de 1348 que mató a más de la mitad de la población de Florencia, unos 95.000 habitantes, similar a la población de Londres.

Si en el norte de Italia había los comerciantes y banqueros, el dinero y el poder ya estaba en Roma. La iglesia exigía tributos a toda la cristiandad. Quien no pagaba iba al infierno. Quien se retrasaba en el pago podía ser excomulgado. Flujos de dinero de territorios tan remotos como Escandinavia, Islandia, Polonia o Escocia terminaban en Roma y siempre existía un banquero italiano en cada ciudad. En realidad, habitualmente no se transportaba el dinero por los grandes costes y peligros. Se “pagaba a la orden de la Curia de Roma” en una sucursal local del banco o bien por un banco corresponsal de total confianza. De hecho, no es tan distinto a como funcionan los pagos internacionales en la actualidad. Los viajeros, peregrinos viajaban con una carta de crédito, que hacía efectiva en Roma. Te costaba una comisión, pero evitabas el riesgo de robo y/o pérdida.

A pesar de condenar las practicas bancarias, la Iglesia necesitaba más que nadie de su existencia. Era el mayor organismo internacional de la época, una autentica multinacional y por tanto necesitaba de redes bancarias internacionales. Existía un gran desequilibrio de flujos financieros entre Italia y el norte de Europa. Se necesitaban “merchant banks” que triangularan el dinero por ejemplo de Londres y Flandes hacia Florencia, que a su vez se movía a Roma. Otro triangulo funcionaba entre ciudades marítimas como Venecia y Barcelona.

Giovanni di Bicci de Medici había trabajado doce años en un banco en Roma con su primo. Entendió como funcionaba un banco y la importancia de las sucursales en los grandes centros mercantiles y financieros europeos. También sabía muy bien la diferencia entre el espíritu de la ley de usura de la iglesia y su aplicación diaria. Cobrar interés era un pecado por lo que los bancos eran en realidad “merchant Banks” comprando los bienes en Brujas y vendiéndolos a la iglesia en Roma a un precio superior. Además, cuando un Cardenal o el mismo Papa tenían dinero ahorrado, encontraron la solución para evitar el pago de un interés o remuneración prohibido. Realizaban un “deposito discrecional” por el que el titular del deposito se mantenía en secreto (“discreet”) y a cambio recibía regalos equivalentes al 8-12% de su deposito. No había un contrato legal entre ambas partes lo que esquivaba el pecado de usura. La anonimidad era importante. Eran tiempos peligrosos y el poder eclesiástico en Roma podía cambiar bruscamente.

Giovanni volvió a Florencia en 1397 y está documentado como invirtió 5500 florines en el banco recién creado. Su mujer le había proporcionado 1500 florines cuando se fue a Roma. Junto a otros dos socios, uno de los cuales miembro de la famosa familia Bardi, invirtieron 10.000 florines. Hasta su retiro en 1420, el banco acumuló unos beneficios de 152.820 florines (unos 6.644 al año). De 1435 a 1450, la familia Medici ya dominaba el 70% de las acciones del banco y ganaba unos 19.386 florines anuales. Tenemos datos precisos gracias a la llevanza de una contabilidad del banco. Además, se han obtenido las declaraciones de bienes personales presentados en Florencia para los pagos de impuestos, lo que nos permite conocer también las fortunas personales de la época.

La banca Medici era un puro “merchant bank”, compraban bienes por toda Europa que revendían con ganancias a sus clientes. Existían riesgos obvios. El cliente te pagaba al recibir la mercancía, por lo que acumulaban semanas o meses con inversiones en bienes en su balance que solían circular por los mares. En la mayoría de las ocasiones debían cruzar el estrecho de Gibraltar, desde el océano Atlántico hasta Italia.

Libro “Medici Money” de Tim Parks.

Al principio no tenían sucursal en Londres y usaban un “corresponsal” de absoluta confianza, que incluso en ciertos casos podían ser tus banqueros rivales. Las cartas de crédito firmadas por los directores de las sucursales de los Medici corrían por toda Europa. Existía además un riesgo de tipo de cambio. En las 67 transacciones documentadas por el autor del libro “Medici Money”, en tan solo una anotaron “pro e danno di cambio” o pérdida por el tipo de cambio en sus libros contables. En el resto de 66 operaciones, los beneficios oscilaron entre un +7,7% a un +28,8%. Los tipos de cambio entre monedas de cada ciudad se fijaban diariamente entre los comerciantes y banqueros en las calles, especialmente en Lombard Street (Londres) o en el Puente de Rialto (Venecia).

En 1410, la banca Medici tuvo el empuje definitivo. El nuevo Papa de Roma era un gran cliente de Giovanni en Roma. probablemente fue Giovanni quien le compró el cargo de Cardenal. Cossa tomo posesión como Giovanni XXIII y en ese momento, la Banca Medici se convirtió en la banca del Vaticano, moviendo el dinero por Europa, financiándole una Guerra en Nápoles o influyendo en la elección de cardenales. A lo largo de la vida de Giovanni y de gran parte de la de su hijo Cosme de Medici, más del 50% de los beneficios bancarios provenían de Roma.

Abrieron sucursal en Nápoles y Venecia. Para evitar sufrir quiebras como las sufridas en el pasado por los bancos de la familia Bardi y Perruzi, por prestar a reyes extranjeros que impagaron sus deudas, Giovanni ideó una estructura societaria innovadora. Los Medici no inventaron la contabilidad de doble entrada ni las técnicas bancarias de la época, pero resolvió con mucha inteligencia el riesgo de contagio ante impagos de grandes clientes.

Normas y funcionamiento de la Banca Medici

Giovanni ideó una simple estructura jurídica que sería clave para permitir crecer su negocio bancario internacional, creó una sociedad holding que evitaba que una quiebra en una sucursal contaminara a todo el banco. Cada director local tenia entre un 10% y el 40% de su negocio y el holding Medici, con domicilio social distinto al de su propia sucursal bancaria florentina, el resto de las acciones. Así no perdían el control e incentivaban a los directores a prosperar. Estos debían vivir en la ciudad de la sucursal y cumplir las normas estipuladas:

No prestes más de 300 florines a los cardinales, no más de 200 a los cortesanos, no des crédito a ningún comerciante de Roma ni a barones feudales, pero especialmente, nunca, nunca des préstamos a los alemanes ya que sus tribunales no respetaran tus reclamaciones”. La sociedad holding florentina se encargaba de pagar todos los salarios de los empleados y de contratarlos o despedirlos. Quién sabe las confianzas que podían alcanzar un director con un empleado de una lejana sucursal. Cada oficina podía tener de cuatro a ocho empleados, que vivían, comían y dormían en el trabajo.

Existía el “libro secreto” donde el director anotaba los nombres de los depósitos discrecionales que querían anonimidad. Se anotaba también los sueldos de los empleados, que no debían conocerse entre ellos. El libro era de pergamino, no de papel, para conservarse mejor y se guardaba bajo llave en la habitación del director. Una vez al año se transportaba a Florencia para revisarlo con los dirigentes de la sede central. Las sucursales eran autónomas, pero competían entre ellas. El éxito de los Medici podía también llevarse a la esfera política. Se trataba de: dividir, ser razonablemente generoso y mandar/gobernar en la institución.”

Escudo de armas de los Medici. Los puedes ver por toda Florencia.

El primer director de la sucursal de Venecia incumplió las normas y prestó no solo a alemanes sino también a polacos ¡¡¡¡¡ y como impagaron, falsificó la contabilidad. Hasta que los inspectores de los Medici no visitaron la sucursal no lo averiguaron. Cuando fue sentenciado por un tribunal veneciano, ya se había dado a la fuga y vivía en Cracovia. El agujero fue de 14.000 florines.

Mientras, a sus 29 años Cosme de Medici, se casó con una Bardi, una familia poderosa de Florencia. En 1420, Giovanni se retiró y nombró sucesor a Cosme que con 31 años tomó las riendas del banco. Se trasladó en los primeros tres años a la sucursal de Roma para estar cerca del nuevo Papa Martin V, lo que supuso la segunda etapa como banqueros del Papa. Ya eran entonces la tercera familia más rica de Florencia.

En 1466, con Londres, la Banca Medici tenia ya 8 sucursales y 11 agentes. Debajo de Cosme de Medici estaba el director general, Giovanni Benci, hombre de gran inteligencia y que proporcionó grandes beneficios al grupo. En 1450 abrieron en Ancona y Pisa. En 1447 una sociedad afiliada, una compañía de trading italiana en Barcelona tuvo que cerrar por no honorar 8.500 florines en unas transacciones de lana entre Barcelona y Brujas. Mas adelante tuvieron que cerrar Londres y Brujas para evitar que las perdidas contagiaran al grupo y a la confianza de los clientes.

En 1458 con la muerte de Benci, el cerebro del grupo, Cosme eligió a su hijo favorito y más joven, Giovanni, pero este demostró ser un mal heredero del negocio. Prefería la buena vida, pero con una delicada salud murió en 1463. Su padre Cosme, sabía que sería el siguiente en morir. Preparó la Iglesia de San Lorenzo como panteón familiar (que aun hoy se puede visitar en Florencia). De hecho, Cosme pago las restauraciones de múltiples iglesias y monasterios incluido el Santo Sepulcro en Jerusalén.

Piero de Medici tomó el mando del banco, pero ya fue el inicio del declive. La sociedad holding no continuó. Todos los documentos estaban firmados por Benci y a su muerte debían renovarse y no se hizo ya que suponía viajar en caballo cruzando los Alpes y por toda Europa. Problemas continuados en las sucursales, con excesos en la de Milán y Brujas llevaron a cierres y a la decadencia.

A la muerte de Piero, en 1469, su hijo de 20 años “Lorenzo de Medici” o Lorenzo el magnifico tomó el mando, pero no sabia nada de banca. En 1466 el propio Lorenzo firmó con el Papa Pablo II el monopolio para la banca Medici del comercio de alumbre o sulfato para toda la cristiandad. Tras la sal y el hierro, era la mercancía mas comerciada en la época. Nuevas minas descubiertas en Roma y la importación desde Turquía limitaron los beneficios del monopolio. La cotización del alumbre se hundió provocando pérdidas en las transacciones. Más tarde y tras un conflicto con Pisa, el Papa dio el monopolio a los Pazzi, los que posteriormente trataron de asesinar a Lorenzo de Medici en la Catedral de Florencia en abril de 1478.

De 1478 a 1489 el declive se aceleró por un agujero de 100.000 florines en su sucursal de Brujas. En 1492, Lorenzo murió y en 1494 la banca Medici colapsó.

La próxima semana publicaré la continuación de la historia de los Medici, de otros banqueros y de la importancia de los gremios en la edad media para promover los negocios. Aquí tenéis la parte II.

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