El grandísimo “credit crunch” actual, como les gusta llamar a los anglosajones, está claro que va a cambiar la forma de hacer negocios así como a la forma de financiar los futuros proyectos de inversión mundiales. Y va a afectar especialmente la cotización de muchas acciones de distintos sectores internacionales. Los condicionantes, restricciones o expectativas en los mercados de valores cambian a velocidad de crucero. Pues bien, durante los últimos tres años y hasta hace dos meses, el mercado a premiado con subidas en las cotizaciones a quien a tomado mas riesgos, apalancando enormemente sus capacidades financieras para comprar otras empresas por medio de endeudamientos como nunca antes se habían permitido. En el punto álgido del ciclo, hemos visto la absoluta aberración de las operaciones de compra de los Fondos de capital riesgo y private equity, las cuales solo aportaban un 20% del precio de la operación, tomando prestado el 80% restante. Yo no recuerdo un periodo en que precisamente los mayores propietarios de liquidez mundial los Fondos como Blackstone o Carlyle, necesitasen de tomar dinero prestado. Es sin duda una clarísima señal de exceso de euforia y por tanto de final de ciclo. Y no solo de estas empresas, el Sr. Jove que anunció la compra de un 4,9% del BBVA hace un mes, solo aportó el 20% de la operación (espero que un día tenga tiempo de explicar los detalles ya que no tienen desperdicio).
Parece claro por ahora que esta euforia crediticia, tanto del comprador como de la Entidad financiera, ha tocado a su fin.
Con este panorama, mi primer criterio de selección de valores donde invertir, será evitar sin duda de empresas que les pueda influir directa o indirectamente el factor de riesgo por apalancamiento, ya que cualquier banco del mundo a partir de ahora va a decir que no como primera repuesta a cualquier necesidad de endeudamiento. Estas acciones pueden sufrir caídas de mas del 40% en cuanto el mercado perciba problemas de refinanciación.
Empresas con influencia directa: bancos y compañías de financiación (no a las empresas de seguros por el momento), empresas industriales con mucho endeudamiento.
Empresas con influencia indirecta: Una empresa como Repsol tiene también un fuerte riesgo aunque sea indirecto ya que Sacyr, accionista con el 20% de sus acciones pidió prestado el 100% del importe para realizar está compra, por lo que las exigencias de los bancos le pueden obligar a vender, lo que supondría un varapalo para el precio de la acción. O Iberdrola cuyos últimos accionistas, son un sinfín de pequeñas Cajas de Ahorros, que ante un empeoramiento del mercado inmobiliario nacional podría el banco de España obligarles a reducir riesgo y a obtener liquidez para reforzar sus balances.
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